La Federación de Oficinas Agrícolas de Estados Unidos (AFBF, por sus siglas en inglés) sigue sin tener una respuesta clara sobre la reducción de trabajadores inmigrantes, debido a las políticas migratorias del presidente Donald Trump.
Sin embargo, el grupo propuso apenas en mayo pasado que aquellos trabajadores indocumentados que demuestren que han laborado en granjas, puedan acceder a la legalización de su estatus migratorio, a fin “de minimizar el impacto de las deportaciones en esta actividad económica”.
La Federación sugiere que esos empleados primero se compromentan a laborar un determinado número de días al año en las granjas y en el sector por varios años.
Al término de ese periodo, podrían obtener una residencia permanente (“green card”) y “el derecho al trabajo en cualquier industria, incluida la agricultura”.
Este sector es uno de los más preocupados por la políticas del presidente Trump, e incluso en reuniones en la Casa Blanca, como ocurrió a finales de abril cuando el mandatario le pidió al secretario de Agricultura, Sonny Perdue, que le diera opciones para atender sus peticiones.
En la mesa redonda, Trump insistió en que buscará mejorar el programa de visas temporales, la H-2A, para que empleados de ese sector laboren de manera legal, ya que –le expresaron al presidente– es muy difícil que hallen a estadounidenses para ese tipo de trabajos.
“¿Quién va a venir aquí y hacer este trabajo cuando los deporten a todos?”, expresó Patricia Dudley, dueña de Bethel Heights Vineyard en Oregon.
Bloomberg publicó recientemente que el tema sigue siendo la mayor preocupación de los granjeros, quienes incluso han pedido a inmigrantes recomendar más empleados.
“Hace dos semanas, mi jefe me dijo: ‘necesito más mexicanos como tú’… Yo le dije: ‘son algo difíciles de encontrar’”, expresó un joven de 25 años empleado en una granja del suroeste de Kansas.
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Fuente:La Opinion