Jesús “Rey” Zambada, vestido con ropa de prisión azul oscuro y hablando a través de un intérprete, testificó que el Cártel de Sinaloa compró a funcionarios de todos los niveles del gobierno, incluidos a gobernadores de los estados mexicanos, fiscales generales nacionales y miembros de la organización internacional de policía Interpol, para garantizar un paso seguro para sus productos.
Zambada admitió que él mismo participó en varios complots de asesinato, aunque dijo que nunca mató personalmente a nadie.
Señaló que fue herido en un tiroteo con sicarios enemigos, y otro de sus hermanos, que no estaba involucrado en el tráfico de drogas, recibió un disparo en la puerta de su casa en Cancún.
Zambada declaró al jurado que su hermano, Ismael “El Mayo” Zambada, y Joaquín Guzmán usaron ejércitos de sicarios, o asesinos, para matar a sus enemigos, “hubo muchas muertes”, dijo.