El presidente Donald Trump confirmó el viernes que retiró la nominación de un veterano funcionario fronterizo para el puesto de jefe del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
La decisión ocurre cuando su gobierno busca soluciones al cruce migratorio en la frontera con México, el más alto en 12 años, que ha saturado el sistema de inmigración estadounidense y ha conllevado a que Trump amenace a México con cerrar la frontera, sólo para luego dar marcha atrás.
Un Diario había reportado previamente que la Casa Blanca envió el jueves al Congreso un mensaje retirando la postulación de Ron Vitiello para dirigir el ICE, pero la decisión fue inesperada y causó confusión.
Se había programado que Vitiello viajara el viernes con Trump a Calexico, California, y algunos de sus asistentes pensaron que de todos modos iba a ir a la ciudad fronteriza aun después de que se envió el aviso al Congreso. Un funcionario de Seguridad Nacional insistió en que no era nada, sino sólo un error burocrático que luego sería corregido.
Trump dijo el viernes antes de salir de Washington que Vitiello era un “buen hombre”, pero que “queremos ser más duros”. Trump no explicó qué es lo que quería decir con eso y no dijo a quien tenía en mente como reemplazo.
El puesto requiere la confirmación del Senado. Vitiello ya había superado la aprobación de una comisión y otra comisión estaba considerando su postulación.
Sin embargo, el sindicato de ICE se había quejado en más de una ocasión del candidato de Trump, entre otros motivos porque en el pasado se había burlado del propio presidente. El Senado había paralizado entonces su aprobación.
Vitiello ha sido jefe interino del ICE desde junio. La agencia es la policía federal migratoria. Él tiene más de 30 años trabajando con agencias del orden, desde 1985, cuando comenzó con la Patrulla Fronteriza, antes de ascender en el escalafón de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Vitiello asumió el mando del departamento en medio de una atención y escrutinio inéditos para la agencia. Parte de la misión del departamento es detener a migrantes que están en el país en situación irregular, lo que lo ha convertido en un símbolo de las conservadoras políticas migratorias del presidente Trump.