‘Chicos buenos’ se promociona como la nueva película de los creadores de ‘Supersalidos’ o ‘La fiesta de las salchichas’, aunque ya puestos, también se podría decir que es la nueva película de los creadores de ‘Superfumados’ o ‘Malditos vecinos’.
Eso es lo que dicen por ahí, si bien Seth Rogen y Evan Goldberg solo son sus productores. La verdadera responsabilidad creativa reside en la pareja formada por Lee Eisenberg y Gene Stupnitsky, una especie de imitadores que como tales, apenas si han pasado de la representación acartonada de un modelo de cuarta generación.
Un comentario tan oportuno como oportunista: No es raro que medio Hollywood haya descolgado su teléfono para llamar a Olivia Wilde tras debutar como realizadora con ‘Súper empollonas’. No al menos después de ver a estos ‘Chicos buenos’ que tienen de buenos lo mismo que tienen de altos o de empollones:
Poca cosa. Wilde aporta a la suya la humanidad de la que Eisenberg y Stupnitsky no parecen ni haber oído hablar. Un comentario de nuevo tan oportuno como en esta ocasión insidiosamente embarazoso: Los hombres son más brutos, las mujeres más sensibles.
Los chistes sirven para las distancias cortas, pero hace falta algo más para cubrir distancias algo más largas. ‘Chicos buenos’ parecen las escenas eliminadas del remake de ‘Supersalidos’ rodado en un recreo de clase por un grupo de pajilleros. La presunta grosería se hunde en su falsedad y la gracia en su falta de credibilidad. La sublimación del “caca, pedo, pis” como recurso hueco, reiterativo y cansino a costa de la película, la historia y los personajes. Barata, superficial, simplona y simplista, obra de un estudiante que parece evidente que no ha pasado del índice del manual.