“Las redadas de ICE se describen a menudo como un desastre natural”, explica la investigadora Nicole Novak, de la Universidad de Iowa, “una redada en su pueblo es como un tornado, un incendio, un tiroteo, una bomba”. “Mucha gente lo ha comparado con el 9/11, añadió, en referencia a los atentados terroristas del 9 de septiembre de 2001 que acabaron con las Torres Gemelas de Nueva York.
Esta investigadora ha documentado los efectos “devastadores” de las redadas ejecutadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) en cuatro comunidades rurales: Mt. Pleasant (Iowa), O’Neill (Nebraska), Bean Station (Tennessee), y Sumner (Texas).
Son “actos militarizados”, explica la investigadora al diario Iowa City Press-Citizen, planeados para provocar pánico: “Había un helicóptero volando en círculos al inicio de la redada”, añade, “y los agentes tendían a estar armados”.
Sus consecuencias son graves, como demostró la última gran operación de ICE, el 7 de agosto, con 680 detenidos en siete plantas de procesamiento de carne en un área rural de Mississippi.
“El terror atacó” cuando los niños estaban en su primer día de colegio tras las vacaciones, según explicó el reverendo James Evans a la cadena CNN.
Ana trabajaba desde hace siete años en el turno de la mañana en la planta de Koch Foods en Morton, a 30 millas al este de Jackson. Llegó allí a las ocho de la mañana, justo cuando su marido salía de trabajar el turno nocturno en esa misma factoría. Ambos fueron detenidos por ICE, según ha relatado la mujer a la cadena ABC (ocultando sus apellidos por miedo a represalias).
Ella no fue liberada hasta el 15 de agosto, y su marido sigue arrestado; así, sus dos hijos, de 12 y 14 años, estuvieron solos, sin sus padres, durante ocho días. Según cuenta, advirtieron a ICE que tenían hijos, pero siguieron arrestados.
Un portavoz de la agencia federal ha indicado que se preguntó específicamente a todos los detenidos sí tenían hijos en su casa o en el colegio que les necesitaran. Y ha asegurado que Ana no lo dijo hasta el 15 de agosto, y entonces fue liberada.
Incluso el propio director del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, de quien depende ICE, ha admitido que la redada tuvo lugar en un momento “desafortunado”, pues sólo unas horas antes un asesino había matado a 22 personas en un tiroteo contra latinos en El Paso (Texas).