Un grupo de médicos, alarmados porque el Gobierno presidido por Donald Trump niega la vacuna contra la gripe a los inmigrantes bajo su custodia, se ha ofrecido al Departamento de Seguridad Nacional para inmunizar de forma gratuita a los detenidos en California.
En una carta fechada el 5 de noviembre, estos doctores han suplicado a las autoridades federales que reconsideren su decisión de no vacunar a los migrantes pese a la muerte de al menos tres niños bajo custodia de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) durante la pasada temporada (2018-2019).
Estos profesionales, miembros del recién formado grupo Médicos por el Cierre de Campamentos (D4CC), han ofrecido organizar una vacunación sin costo para el Gobierno en el centro de San Ysidro, California, a través de una clínica móvil.
Ofrecieron 100 dosis de vacuna, pagadas de sus bolsillos o con donaciones de familiares y amigos, y el trabajo de cuatro doctores voluntarios para administrarla.
Entre octubre de 2018 y septiembre de 2019, la CBP interceptó a 850.000 migrantes en la frontera sur, de los que 550.000 eran familias o niños. De ellos, casi 60.000 fueron detenidos en el sector de San Diego (California), donde se encuentra el puerto de entrada de San Ysidro.
Pasados los primeros días de detención, los migrantes son enviados de vuelta a México, liberados en Estados Unidos, o recluidos en centros del Servicio de Inmigración y Control de Frontera (ICE).
Seis de cada 10 detenidos en centros de ICE proviene de la frontera. En total, ICE mantiene retenidas unas 50,000 personas como máximo al día, pero al final del año pueden sumar más de 300.000, según datos de la Fiscalía General de California. Entre 2016 y 2018, en este estado fueron encerrados casi 75.000.
Los médicos aseguraron que tienen una red de voluntarios con licencia para operar en todos los estados, para obtener las vacunas y trabajar con CBP a fin de “crear un sistema que garantice que la mayoría de las familias migrantes” bajo la custodia. Y si el Gobierno no quiere pagar por las vacunas, buscarían otros fondos para conseguirlas.
La CBP, que forma parte del Departamento de Seguridad Nacional, no aceptó la oferta.
Un portavoz que no quiso ser identificado dijo en un comunicado enviado por correo electrónico a NBC News que la agencia nunca ha administrado vacunas.
“Debido a la naturaleza a corto plazo de la detención de CBP y otros desafíos logísticos, operar un programa de vacunación no es factible”, indicó el vocero.
Aunque las pautas de CBP recomiendan retener a las personas no más de 72 horas, el plazo de detención se ha alargado mucho más tras el aumento en la llegada de migrantes experimentado a finales del año pasado y principios de éste.
“Así es como comienzan las epidemias”, dijo a NBC News la doctora Luz Contreras Arroyo, miembro del grupo firmante de la carta, “no se trata sólo de migrantes”.
“Estas también son personas”, agregó Arroyo, hablando de los detenidos, “están bajo el cuidado del gobierno, la mayoría no han cometido delitos, buscar asilo no es un delito”.
Pero, en la carta, los doctores añadían: “La temporada de gripe ya ha comenzado en muchas partes del país, por lo que escribimos con urgencia”, declararon, “muchas personas, incluidas las que trabajan y viven cerca de las instalaciones de CBP, estarán expuestas a un riesgo aún mayor de lo que es típico”.
“Tasa de mortalidad alarmante”
Los médicos explicaron que, según un estimado de 200,000 niños bajo custodia federal en los últimos dos años, las tres muertes de niños detenidos atribuidas a complicaciones de la gripe son nueve veces más altas que la tasa de mortalidad infantil esperable.
“Constituye una emergencia que amenaza la seguridad de las vidas humanas, especialmente de los niños”, aseguraron en la carta, firmada por siete profesionales.
La CBP anunció en agosto que no vacunaría de la gripe a las familias migrantes en sus centros de detención, pese a que anteriormente sí lo había hecho y, según Arroyo, es la forma más rentable y barato de recortar el gasto sanitario, pues evita tener que hospitalizar y tratar a esas personas una vez enferman.
Las celdas de la CBP, de cerca de alambre y pisos de concreto, son tan frías que se han bautizado como hieleras. Y las condiciones insalubres de hacinamiento detectadas incluso por la Oficina del Inspector General del DHS pueden agravar el riesgo.
En su informe, la Oficina aseguró que los niños en algunas instalaciones no tenían acceso a duchas, no siempre tenían la oportunidad de cambiarse de ropa y además tenían un espacio limitado para el aislamiento médico. En una instalación de El Paso (Texas), una celda destinada a 35 tenía 155 hombres adultos con un solo inodoro y lavabo.
Un brote de gripe en las instalaciones de McAllen (Texas) afectó a casi tres docenas de inmigrantes y requirió una suspensión temporal de las operaciones.
Los Centros para el Control de Enfermedades recomiendan que todas las personas mayores de 6 meses se vacunen contra la gripe a fines de octubre.
Incluso el manual de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS, en inglés) señala este requisito para los migrantes.
“Como médicos”, concluye la carta, “hemos visto los efectos de las infecciones de gripe en los más fuertes y los más vulnerables, y los resultados pueden ser devastadores”.