Un trabajador lesionado el mes pasado al desplomarse un hotel Hard Rock en construcción en Nueva Orleans fue deportado a su natal Honduras.
Joel Ramírez Palma, de 38 años, fue trasladado al país centroamericano desde el Aeropuerto Internacional de Alexandria, cercano a varios centros de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en el centro de Luisiana, informó su portavoz Bryan Cox.
Agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a Ramírez Palma dos días después de que cayó varios pisos luego de que los pisos superiores del hotel se vinieran abajo el 12 de octubre. Los activistas por la seguridad laboral tenían la esperanza de que permaneciera en Estados Unidos para ayudar en la investigación federal sobre el derrumbe, en el que murieron tres trabajadores y decenas más quedaron heridos.
“Estamos profundamente preocupados por el enorme hueco que esto deja en la investigación sobre el derrumbe del hotel Hard Rock”, señaló Mary Yanik, de la organización activista Worker’s Center for Racial Justice de Nueva Orleans. Dijo creer que su detención fue en represalia por haberle reportado a un supervisor acerca de irregularidades en la construcción antes del desplome, y por comentarios que hizo a los reporteros tras el percance.
Cox aseveró que afirmaciones de ese tipo son “claramente falsas e irresponsables”.
Ramírez Palma había estado defendiéndose de una orden de deportación desde 2016 y había perdido una apelación.
“La solicitud más reciente del señor Ramírez Palma para la suspensión de la orden de deportación ya había sido rechazada por el ICE el 3 de octubre, más de una semana antes de que ocurriera el incidente citado por sus simpatizantes”, manifestó Cox.
El trabajo de Ramírez Palma era colocar marcos de ventanas en el hotel. Antes del derrumbe le comentó a un supervisor en más de cinco ocasiones que su herramienta láser para nivelar mostraba que el edificio estaba inclinado entre 5 y 7,5 centímetros (2 y 3 pulgadas), comentó Yanik. La esposa del trabajador hondureño, Tania Bueso, ha dicho que él se quejó de que los pisos de concreto estaban hundiéndose, lo que lo obligaba a revisar dos y hasta tres veces las mediciones en el edificio desequilibrado.
Yanik dijo que su deportación complicaría la investigación federal al mantenerlo fuera de futuros procedimientos, y haría que otros trabajadores y testigos que están en el país sin permiso guarden silencio.
En una demanda interpuesta por Ramírez Palma y otros cuatro trabajadores heridos tras el derrumbe se afirma que los desarrolladores del proyecto y las firmas de construcción utilizaron materiales y soportes inadecuados.
Sus abogados no respondieron de manera inmediata a un correo electrónico para solicitarle comentarios por la deportación, pero Yanik dijo que los activistas habían hablado con su esposa.
“Estaba muy afligida, lo cual es comprensible”, comentó.