La COVID-19 puede dañar a los riñones y aumentar el riesgo de los pacientes de necesitar diálisis renal, informan unos investigadores.
Los autores del estudio también advirtieron que los médicos deben prepararse para un aumento significativo en los casos de enfermedad renal crónica, debido a la pandemia.
En el estudio, los investigadores analizaron los datos de casi 4,000 pacientes con COVID-19, de a partir de 18 años, que fueron hospitalizados en el Sistema de Salud Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York, entre el 27 de febrero y el 30 de mayo de 2020.
Un 46 por ciento de los pacientes tuvieron una lesión renal aguda (LRA), y una quinta parte de ellos necesitaron diálisis, según el estudio, que se publicó en la edición del 3 de septiembre de la revista Journal of the American Society of Nephrology.
La tasa de mortalidad en el hospital fue del 50 por ciento entre los que tuvieron una LRA, frente a un 8 por ciento entre los que no tuvieron una LRA. Apenas un 30 por ciento de los que desarrollaron una LRA sobrevivieron y experimentaron una recuperación de los riñones, mostraron los hallazgos.
“Estamos enfrentándonos a una gran incertidumbre respecto a cómo el virus afectará a los riñones a largo plazo”, señaló el investigador principal, el Dr. Girish Nadkarni, codirector del Centro de Informática de la COVID y profesor asistente de medicina (nefrología) de la Escuela de Medicina Icahn de Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.
“Quizá nos enfrentemos a una epidemia de enfermedad renal posterior a la COVID-19, y esto, a su vez, podría significar unos números mucho más altos de pacientes que requieran diálisis renal, e incluso trasplantes”, advirtió Nadkarni en un comunicado de prensa de Mount Sinai.
Benjamin Glicksberg, autor sénior de estudio, es profesor asistente de genética y ciencias genómicas de la Escuela de Medicina Icahn y del Instituto de Salud Digital.
Glicksberg comentó que “en vista de los datos que hemos recolectado sobre la LRA y otras anomalías renales asociadas con la COVID-19, nuestra principal prioridad debe ser identificar a los pacientes pronto, e interrumpir la progresión hasta la enfermedad renal. Ahora, estamos usando aprendizaje automático para construir modelos que puedan predecir resultados como estos, que serán evaluados dentro de Mount Sinai, y que se diseminarán a otros hospitales de todo el país”.
Nadkarni añadió que “el gran número de casos de LRA, y la necesidad abrumadora de diálisis que estamos viendo en el contexto de la COVID-19, no tienen precedentes. Estos hallazgos podrían ayudar a los sistemas de salud a prepararse para unas tasas altas de disfunción renal en los pacientes entrantes con COVID-19”.