La información es poder”, una frase atribuida al filósofo inglés Francis Bacon, es la mejor arma para cualquier inmigrante en Estados Unidos en la actualidad. ¿Por qué?
Entre 1960 y 1970 la inmigración a Estados Unidos tuvo una transición importante: los alemanes comenzaban a reducir su llegada al país y los mexicanos y ciudadanos de otras naciones latinoamericanas, así como los asiáticos, comenzaban a aumentar, como lo mostró un mapa interactivo del Pew Research Center. Fue justamente en ese periodo, en 1965, cuando el entonces presidente Lyndon B. Johnson, firmó la actual Ley de Inmigración y Nacionalidad.
Esa norma ha sido la misma que, de acuerdo a quien gobierne, se interpreta y aplica de diferente forma para enfrentar los retos migratorios de un país cuyo espíritu a favor de inmigrantes ha sido un sello distintivo.
“Ojo, tenemos un sistema migratorio bastante generoso”, es lo primero que acota el periodista de Univision Jorge Cancino, coautor del libro Inmigración, las nuevas reglas, publicado por la firma Aguilar, de Random House. “Es la misma ley, la misma que utilizó Ronald Reagan, la que usó (Bill) Clinton; es la misma que en 2005 uso con (George W.) Bush para endurecer el plan de asilo, pero también la que utilizó (Barack) Obama para crear DAPA y DACA“.
La idea del libro surgió en uno de los momentos más complicados para los inmigrantes en EEUU: la campaña presidencial, donde el entonces candidato republicano Donald Trump endurecía su discurso contra esa población.
“(La idea fue) empoderar a la población con información”, explica Cancino, porque, señala, es la mejor forma de enfrentar cualquier problema migratorio, sobre todo en un periodo donde las políticas implementadas por el Departamento de Seguridad Nacional aprietan el escrutinio de los inmigrantes desde cualquier frente: nuevas entrevistas, revisión en redes sociales.
“Pero este gobierno, interpretando la misma Ley de Inmigración, determina que la inmigración indocumentada es una amenaza a la seguridad pública y ya con eso pone a los millones de indocumentados en proceso de deportación”, expone Cancino, quien escribió el libro alalimon con Armando Olmedo, abogado y director de Inmigración Corporativa de Univisión. “(La nueva administración) les niega (a indocumentados) cualquier posibilidad de quedarse y, al mismo tiempo que criminaliza, ordena que deberían ser deportados”.
El volumen se compone de nueve capítulos: “Así comienza el proceso migratorio”, “Las principales visas para entrar a EEUU”, “Las visas de no inmigrante B1/B2”, “Las visas de inmigrante y la residencia”, “El asilo y refugio”, “La ciudadanía estadounidense”, “Derechos y obligaciones de un inmigrante”, “Cómo afecta la política inmigratoria del presidente Trump” y “Ayuda al inmigrante”, además de información de contactos y apéndices sobre visas y glosario de términos. No hay forma en que el lector no encuentre una luz de qué hacer, incluso si es indocumentado.
“Entendiendo el escenario actual, si las personas se adentran en el conocimiento a la ley, van a descubrir maneras para mantenerse en el país”, explica Cancino. “Cuando se conoce el debido proceso, hay más posibilidades de encontrar una salida legal”.
El periodista, quien en 2015 obtuvo el Premio de Periodismo Rey de España por el especial multimedia “Los Niños de la Frotnera”, reconoce que el gobierno no está obligado a darle asistencia legal a quien es detenido por una falta migratoria, pero es contundente: “La persona sí tiene derecho a conseguir a un abogado, acercarse a un consulado, pedir ayuda”.
“La ley nos proveé muchas vías para que las personas puedan luchar por su permanencia… y un dato clave es jamás firmar un documento donde una persona renuncia a batallar por su permanencia”, alerta. “Una vez que se firma la salida voluntaria, lo deportan automáticamente, aunque dependiendo de cada caso esa persona pudiera ganar un caso de asilo… una visa U, una petición para que se quede en el país”.
Cancino menciona en repetidas ocasiones de la entrevista que el Congreso debería ser más proactivo con la reforma migratoria, a fin de atender la necesidades reales de millones de personas y del mismo gobierno, no con base en una norma de hace 60 años.
Por ello, atender programas como el TPS es complicado, indica, y le pregunto: ¿Por qué el gobierno de EEUU debería hacerse reponsable de personas a quienes les dio un permiso temporal de vivir en el país?
“Si se lee de esa manera, en el caso de los nicuaraguense y los hondureños, el gobiermno de EEUU les dio este amparo para que esos inmigrantes pudieran ayudar a sus familias… (pero) al otorgar las prórrogas, el mismo gobierno iba asumiendo la responsabilidad de esa prórroga”, explica. “(De algún modo), el gobierno aceptaba que estas personas iban arraigándose… Ahora estas personas que se portan bien, pagan impuestos, tienen hijos estadounidenses… tienen que irse”.
Al explicar esto último es que Cancino precisa que se requiere una reforma que contemple la mayoría de los escenarios posibles y aunque el libro ayuda a encontrar respuestas, dejará dudas que “sólo una reforma migratoria podría responder”, indica, “eso se lo dejamos al Congreso.
Puntos clave
El libro incluye “claves para entender las ayudas”:
Los extranjeros, incluso los inmigrantes indocumentados, tienen derechos en los Estados Unidos.
En el caso de una redada, los indocumentados tienen derecho a no abrir la puerta y pedir que les muestren una orden de cateo a su nombre.
Si te cuestiona un agente federal o eres arrestado, tienes derecho a guardar silencio y pedir hablar con un abogado.
Tienes derecho a no firmar nada hasta que un abogado te explique de qué se trata el documento.
A partir del 25 de enero de 2017, el futuro de los indocumentados en los EEUU se volvió más incierto. Se quiere identificar a todos los indocumentados y que sea un juez de inmigración quien decida su futuro en los EEUU.
Si tienes antecedentes penales, primero consulta con un abogado antes de entrar en contacto con el servicio de inmigración.
El reingreso de un indocumentado después de una deportación es una delito federal grave. Pierdes tus opciones de permanencia en los EEUU.
La salida voluntaria es una forma de deportación.
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Fuente:La Opinion